De la estabilidad local y la incertidumbre internacional
Proponemos el ejercicio de salir por un
momento del barrio. Conocemos la situación en que viven nuestros vecinos: Argentina
en crisis, Brasil en modo bajo crecimiento y Paraguay en puertas de una recesión.
Proponemos poner el zoom de la cámara en “modo lejos” y ver más allá, hacia la
economía extra regional. Al hacerlo, nos encontramos con algunos periodistas
especializados en economía que ven señales de alarma en Estados Unidos, China y
la Unión Europea. Hay quienes indican que la economía global se encuentra
actualmente en territorio de mucha incertidumbre. Otros, más pesimistas, ven
unos serios nubarrones grises. Parece que todos están de acuerdo en algo: se
observan señales de desaceleración de la actividad económica y existe poca
claridad sobre el comportamiento futuro de varias economías de peso en el
concierto internacional[1].
En Europa, la salida de Gran Bretaña de
la Unión Europea (Brexit) sin acuerdo claro entre las partes, y la caída de la
actividad económica en Alemania, mantiene cautelosos a inversores a un lado y
otro del Canal de la Mancha. China, uno de los motores del crecimiento global
de la última década, ha constatado su desaceleración y se encuentra librando una
batalla comercial con Estados Unidos, con ataques y contraataques, tweets y
retweets. A su vez la Reserva Federal de Estados Unidos, que se había mostrado
cautelosa, recortó la tasa de interés por segunda vez en dos meses, contribuyendo
al escenario financiero de incertidumbre.
Además de algunos partidos en recientes
Copas del Mundo y el Graf Spee (hundido en 1939), el lector podría preguntarse
qué tiene que ver Uruguay con Alemania y Gran Bretaña y cómo sus pormenores,
como el Brexit, pueden afectarnos. O ¿qué tiene que ver Uruguay con China,
Estados Unidos y una “batalla comercial”? Podemos mencionar al menos dos buenas
razones. Por un lado, los datos de comercio de Uruguay muestran que cerca del 26%
de las exportaciones en 2018 tuvieron como destino China, un 18% la Unión
Europea y otro 7% Estados Unidos, en conjunto, la mitad del valor exportado.
Una desaceleración en estas economías podría implicar un pobre dinamismo de la
demanda internacional y por tanto un bajo crecimiento económico en Uruguay. Por
otra parte, un panorama financiero inestable vuelve cautelosos a inversores y
los vuelca a inversiones seguras y poco exóticas (pensemos que para un
habitante de una ciudad de Estados Unidos tipo Springfield, Uruguay es una
inversión exótica y remota).
Una estrategia clara para navegar en
estas aguas revueltas se vuelve clave si no se quiere terminar como el Graf
Spee. El panorama internacional descrito nos indica que al próximo gobierno se
le presentan por lo menos dos importantes desafíos. Por un lado, cómo lidiar
con la volatilidad de los mercados, su aparente irracionalidad, lo impredecible
de las noticias financieras y el impacto sobre variables clave de la economía
doméstica como el dólar de las pizarras. Otro desafío se presenta en cómo
asignar y distribuir recursos entre los distintos actores sociales en un
escenario de bajo dinamismo de la demanda internacional.
La volatilidad de los mercados financieros
y los rápidos cambios de rumbo de política económica internacional demandarán de
destreza y resolución en la toma de decisiones estratégicas al gobierno que
resulte electo. Los partidos tradicionales se esfuerzan por trasmitir que dicho
gobierno será de coalición, aunque es cierto que lo hacen con diferente
entusiasmo y sin definir su alcance. La última coalición de partidos
tradicionales que conocemos asumió en 2000, incluyendo miembros de ambos partidos
en el gabinete. Ese gobierno enfrentó un escenario adverso nacional e
internacional, y esa coalición mostró que desde los inicios de las turbulencias
el partido minoritario tuvo incentivos para abandonarla, lo que finalmente
sucedió a fines de 2002. ¿Qué nos hace pensar que esta vez esos mismos
incentivos no estarán presentes? ¿Qué nos hace pensar que esta vez una
coalición de partidos tradicionales será estable y a prueba de incertidumbre? Más
aun considerando la actual fragmentación de la oposición. El Frente Amplio, que
se define a sí mismo como coalición y movimiento, ha logrado la necesaria
estabilidad para timonear el barco en aguas turbulentas internacionales como
las de 2008, y también en las regionales actuales, demostrando así tener las capacidades
y herramientas necesarias tanto a nivel de gobierno como de fuerza política.
El otro gran desafío del próximo
gobierno es la distribución de recursos en un escenario de escaso dinamismo de
la demanda internacional. Algunos candidatos trasmiten su confianza en el
automatismo del mercado y en la minimización de la participación del Estado en
la actividad económica para asignar recursos de manera eficiente. Sin embargo, episodios
pasados de similares características en nuestro país, como en 1970 o fines de 1990,
trajeron aparejados importantes pérdidas para los trabajadores. El primero con
un ajuste salarial tan fuerte como innecesario para mantener el crecimiento del
PIB per cápita, y el segundo motivado por una idea de derrame hacia los
sectores vulnerables que en su lugar consolidó un escenario de crecimiento con
desigualdad[2]. En
contextos de bajo crecimiento, los costos de los ajustes pueden ser grandes y el
accionar del libre mercado podría no garantizar una distribución eficiente ni
igualitaria de los recursos. No se trata entonces de asignar al Estado un rol
de “parche” ante fallas de mercado (ni crear un Estado “con poderes
sobrenaturales” para regular todo el mercado) sino otorgarle un papel inteligente
que garantice las condiciones para el desarrollo económico y social del país,
aún en contextos de inestabilidad internacional.
El futuro y el presente están cargados
de desafíos, la experiencia acumulada en estos años, una agenda innovadora y la
capacidad de alinearse detrás de políticas con un objetivo común, ubican al
Frente Amplio como la mejor opción de gobierno para promover las políticas
necesarias y sortear así las dificultades de los tiempos que se vienen.
Oriana Montti
Guillermo
Santos
[1] Ver por ejemplo Financial Times 17/8/19, El País de Madrid 20/8/19, 5/9/19.
[2]Para un análisis detallado del crecimiento económico de
la década de 1960 y 1970, ver “Crecimiento y estancamiento económico en Uruguay”,
Martin Rama en “Economía política en Uruguay.
Instituciones y actores políticos en el proceso económico”. dECON –
CINVE – ICP, Trilce, Montevideo, 2003.