sábado, 19 de octubre de 2019

Fondo Nacional de Recursos: un diferencial a nivel mundial


Pensar en la existencia de un sistema de salud perfecto dista mucho de la realidad. Sin embargo, a lo largo de estos últimos catorce años Uruguay ha transitado por una reforma sanitaria que lo destaca en forma favorable del resto de los países de América Latina.
Si nos situamos en Uruguay previo a la reforma, observamos que el acceso a la salud no alcanzaba la universalidad y era la población más vulnerable (niños, adolescentes y ancianos) la que quedaba fuera del sistema. Asimismo, la mayoría de los trabajadores del Estado no estaban comprendidos en el seguro de enfermedad administrado por el Banco de Previsión Social (BPS). Como excepción a esta problemática se encontraba el Fondo Nacional de Recursos (FNR), fundado en 1980 con el objetivo de generar un reaseguro para eventos catastróficos (eventos de alto precio y baja prevalencia) para todos los residentes del país.
En sus inicios, el objetivo central del FNR era únicamente el aseguramiento de cobertura, generando un aumento en los actos realizados, en ocasiones sin suficiente fundamentación, y causando un debilitamiento financiero de la institución a lo largo del tiempo. A fines de los años 90 el FNR se encontraba en riesgo de colapso financiero, poniendo en peligro la continuidad de la institución. Al inicio de la primera administración del Frente Amplio, se profundizó y consolidó el equipo técnico profesional, el cambio en la gestión y el esfuerzo por equilibrar las finanzas del FNR que se había iniciado a finales del periodo 2000-2005. Durante los últimos tres períodos de gobierno, el FNR recuperó las condiciones de sustentabilidad, garantizando la equidad en el acceso y la calidad de las prestaciones.
En la actualidad el rol que cumple el FNR en el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) es fundamental para generar el equilibrio en el sector. Desde el punto de vista de los prestadores genera capacidad para un adecuado pool de riesgos, evitando posibles shocks financieros ante la eventualidad de cobertura de técnicas o fármacos para determinados usuarios que puedan agruparse en instituciones específicas. Asimismo, el FNR permite que la población acceda a prestaciones médicas y medicamentos de alto precio (MAP), independientemente del ingreso del individuo, evitando las consecuencias adversas y el empobrecimiento de las familias en el intento de asegurar el derecho exigible a salud de igual calidad para todos.
A través del tiempo, el FNR ha expandido su canasta de prestaciones, aumentando el número de técnicas y fundamentalmente, el peso de los medicamentos en el total de los egresos de la institución, en particular a partir del año 2008, cuando se incorporaron a la cobertura del FNR un importante grupo de MAP, entre los que se destacan un conjunto de medicamentos oncológicos.
El FNR se financia principalmente por una cuota mensual de 253 pesos uruguayos que recibe desde el Fondo Nacional de Salud (FONASA) por todas las personas que tienen cobertura de salud a través de la seguridad social[1]y por las Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (IAMC) que trasladan el aporte mensual de sus afiliados individuales o colectivos, así como seguros privados que transfieren las cuotas de sus afiliados no FONASA[2].
Ante la eventualidad de la falta de cobertura financiera con carácter universal del FNR, la población debería enfrentar de forma individual los costos que traen aparejada las diferentes técnicas de medicina altamente especializada y los MAP. Tal como se expresa en la exposición de motivos de la Rendición de Cuentas del Gobierno correspondiente al ejercicio 2018[3], en el caso que un asalariado careciera de cobertura universal a través del SNIS, debería invertir 9 años de sus ingresos para pagar un tratamiento de hemodiálisis, mientras que un pasivo tardaría en cubrir el costo 18 años (3.043 pacientes fueron atendidos en el año 2018). Una mujer que padece cáncer de mama debería dejar de percibir su salario por 3 años a cambio de un tratamiento, mientras que una inactiva no cobraría su pasividad por 6 años. En 2018 el FNR brindó cobertura a 710 mujeres uruguayas.
Sin embargo, dichos escenarios no son factibles en la actualidad ya que el FNR da cobertura a todos los beneficiarios del SNIS a través de 29 procedimientos terapéuticos y de diagnóstico (procedimientos quirúrgicos y endovasculares, diálisis, trasplantes, dispositivos) y acceso a 56 MAP para 39 diferentes tratamientos. Todos los MAP que curan están bajo la cobertura financiera del FNR, a excepción de la inmunoterapia que en estadios tempranos cura algunos tipos de cáncer según estudios de reciente publicación.
El aumento del número de prestaciones cubiertas por el FNR desde su creación obliga al análisis de estrategias que permitan la sostenibilidad en el tiempo garantizando la equidad y el acceso universal sin exigirle nuevos aportes a los beneficiarios (por ej. copagos). Para ello es necesario establecer criterios de inclusión y la realización de evaluaciones de tecnología sanitaria, las cuales confieren racionalidad y transparencia al proceso de incorporación de técnicas o fármacos. En ocasiones, estos mecanismos no acompasan la velocidad de la demanda de la población, pero operan salvaguardando la sostenibilidad de la cobertura en el tiempo y evitando comprometer la equidad del sistema desde el punto de vista intergeneracional; es decir, dar cierta cobertura a la población actual y no poder mantenerla para futuras generaciones.
Uruguay se diferencia a nivel mundial siendo uno de los pocos países en el mundo que solucionó el acceso de toda su población a la medicina de alto precio sin la exigencia de un copago. Según lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS) el acceso y la cobertura universal son el fundamento de un sistema de salud equitativo. El desafío es continuar avanzando en este camino con una óptica sostenible y de acceso equitativo.

Leticia Zumar




[1] Equivale al 82% del total de ingresos del FNR en 2018.
[2] Las otras fuentes de financiamiento son a través del Estado para cubrir la atención de los habitantes con cobertura a través de ASSE (no FONASA) e impuestos que se aplican a determinados juegos de azar. Ambos ingresos alcanzan el 12% del total.
[3] https://www.gub.uy/ministerio-economia-finanzas/comunicacion/publicaciones/rendicion-cuentas-2018-balance-ejecucion-presupuestal