sábado, 26 de octubre de 2019

Un nuevo impulso a la educación


La educación es un derecho humano fundamental y como tal debe ser garantizado por el Estado a todas las personas.
Desde esta perspectiva lo primero y fundamental es que el Estado asegure las condiciones materiales para el acceso y permanencia en el sistema educativo. En este sentido, durante estos últimos 15 años se han alcanzado niveles de inversión en educación como nunca antes en la historia[1] y un sostenido crecimiento en el salario docente, que se han reflejado en más y mejores oportunidades para nuestros jóvenes.
Asisten en la actualidad aproximadamente un millón de estudiantes a nuestro sistema educativo en todos sus niveles[2]. Nunca antes en la historia de nuestro país tantas personas tuvieron acceso a la educación. Se ha avanzado hacia una universalización de la educación inicial para 4 y 5 años y de la educación media básica[3] y ha crecido considerablemente la matrícula en educación terciaria.
Pero aún falta. Debemos seguir esforzándonos por avanzar en una educación realmente inclusiva para todos y todas, asegurando no sólo el acceso sino la permanencia y egreso, de forma que se logren completar al menos los 14 años de escolaridad que se consideran básicos y obligatorios por ley desde 2008[4]. Nuestras tasas de egreso de educación media no son satisfactorias y requieren una serie de medidas de fortalecimiento de trayectorias. Esto no admite el más mínimo retraso y exige medidas audaces y apuestas firmes, en el entendido de que ningún estudiante debe quedar atrás. Las propuestas realizadas por el equipo de Daniel Martínez sobre la base del programa del Frente Amplio van en ese sentido, atendiendo distintas situaciones de exclusión y buscando proteger y potenciar las trayectorias educativas de las poblaciones más vulnerables.
Lo segundo es la "calidad" de nuestra educación. O mejor dicho ¿qué educación estamos brindando a nuestros jóvenes?, lo que nos lleva primero a preguntarnos ¿qué educación queremos? Enmarcada en el modelo de desarrollo humano, democrático y productivo que se propone para el país desde el Frente Amplio, la educación debe brindar las herramientas necesarias para que cada persona alcance su más pleno desarrollo y sea protagonista de la construcción colectiva de nuestra sociedad. Una educación democrática, emancipadora y crítica con la realidad. Esta creo que es la discusión más interesante y que aparece más solapada en el debate público. Para esto es fundamental evaluar y brindar a la población información transparente y de calidad sobre el sistema educativo, evitando el show mediático de rankings y puntajes, enfocándonos en investigaciones que aporten información relevante para la construcción de políticas públicas. En este sentido, la creación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa impulsada por el gobierno del Frente Amplio ha sido un enorme avance para el país.
El tercer aspecto fundamental es la equidad del sistema. Las sociedades occidentales actuales están caracterizadas por altos niveles de desigualdad, y la escuela como institución social no es ajena a esas condiciones. En Uruguay la equidad ha sido una prioridad en estos últimos años y actualmente es el país de Latinoamérica que presenta la más equitativa distribución del ingreso. Nuestro sistema educativo debe seguir avanzando en esta dirección, haciendo énfasis en las propuestas que trabajan con estudiantes de contextos críticos, particularmente desde el punto de vista presupuestal, para “compensar” las desigualdades de origen. Es complejo, pero decisivo, encontrar aquellas condiciones pedagógicas e institucionales que hagan posible que los niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad escolar, no solamente ingresen al sistema educativo, sino que permanezcan en él y que se les garanticen los aprendizajes fundamentales.
He sido y soy muy crítico con la realidad educativa uruguaya. Día a día desde mi trabajo soy testigo de cómo ciertos mecanismos de exclusión perduran y me he enfrentado a la rigidez institucional y discursos conservadores que ponen trabas al avance de una educación realmente para todos y todas. Pero esto no me impide visualizar y reconocer los enormes avances logrados en estos últimos 15 años y admirar el trabajo de maestras, docentes, educadores, técnicos y demás trabajadores de la educación, que se plantan frente al status quo con un compromiso y convicción que invitan a imaginar otros mundos posibles.
En general en campaña electoral es común escuchar promesas sobre educación. En principio todos queremos "una mejor educación" o "apoyar a los docentes" o dar "oportunidades para todos", pero los hechos muestran que el Frente Amplio priorizó sistemáticamente la educación en todos sus gobiernos, apostando a la construcción colectiva e invirtiendo recursos como nunca antes en la historia. Las promesas de cambio son tentadoras, pero no cualquier cambio sirve. Confío y apuesto a la calidad profesional y humana de las personas que rodean a Daniel Martínez y al proyecto del Frente Amplio para seguir transformando la educación de nuestro país. 


Juan Martín Fernández
Economista, educador y estudiante del profesorado de Historia






[1] 
En el período 2004-2017 el gasto público en educación creció en términos reales a una tasa promedio anual de 7,1%. (Fuente: MEC).
[2] Panorama Educativo de la Educación 2017 (MEC).
[3] Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2017-2018 (INEED).
[4] Ley General de Educación (2008)